Es doble la obligación de quienes ocupamos cargos ejecutivos y electivos, de ratificar la confianza depositada por nuestros representados contribuyentes, cumpliendo estrictamente con nuestras obligaciones tributarias.
Seguramente esta acción formal de los funcionarios públicos, generará una actitud similar entre los ciudadanos con posibilidades ciertas de hacerlo, optimizando el sistema, aumentando el índice de cobrabilidad, y posibilitando consecuentemente una distribución equitativa del tributo total. Además implica que a mayor cantidad de contribuyentes que abonen, menor será la carga tributaria individual y consecuentemente, mayor la posibilidad de retribuir en mejores prestaciones de servicios.

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